jueves, octubre 06, 2005

Recoja lo que su perro hace

Ayer mientras caminaba por Filadelfia empecé una de las colecciones que desde hacía rato quería empezar. Es una recopilacion de fotos de avisos en los que se pide a los dueños de los perros que recojan los excrementos de sus perros de los sitios públicos. Así no más parecería una coleccion ridícula pero es que he visto tantas cosas simpáticas porque la gente da rodeos para no decir las palabras, caca, excrementos o cualquier otra cosa que se le parezca. Lo que he encontrado ha sido en ocasiones bien simpático y por eso quería recopilar la imaginación humana al respecto. Unos avisos son normales otros bien raros. Ya llevo una foto, espero se vuelva una colección memorable. No la incluyo con este artículo porque la tome en cámara de película y hay que esperar revelarla y digitalizarla para poderla colgar aquí.

También ayer estuve pensando en las cosas que uno hacía y ya no. Lo que antes me movía el piso y ahora no tanto. Es un tema que había pensado para un en medio del ruido aunque con ciertas variantes. Lo que había pensado antes era las cosas que antes tenían una importancia extrema y hoy, el mismo acto, es intrascendente o poco notorio. Me lo hizo pensar el hecho de recordar los discos que fueron todo un trabajo para conseguir y se ganaron un pedacito de mi corazon. Ultimamente no ha habido un disco de esos que uno diga, carambas lo quiero ya. Antes cada vez que entraba a un almacen tenia al menos un título que soñaba encontrar. Hoy entro a ver que hay, veo cosas chéveres y digo "bien, bueno tener este disco, algún día." He pensado si era cuestión de la juventud la que me hacía sentir tanta pasión en la búsqueda de discos. También creo que antes el dinero era más escaso en mis bolsillos y cada compra significaba mayor esfuerzo.

A veces siento que cada vez menos cosas me sorprenden. Es posible que lo que esté sucediendo sea el traslado de la sorpresa a otros temas. Ayer en el Centro de Visitantes de Filadelfia había varias cosas que en otra época hubiera sido imposible no comprarlas. Esta vez salí con las manos vacías del almacen y a veces pienso si toda esta discusión metafíca filosófica es banal porque en realidad lo que me está invadiendo es la tacañería. Veamos a ver, si la colección de fotos del inicio de este escrito se vuelve una pasión podemos tener esperanzas de salvación para este escritor.

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